La música en tu vida
Para cada momento de tu vida existe una canción. Puede ser una canción nueva, una canción antigua, una canción con letra o solo instrumental. Pero las hay para todo y para todos. No conozco alguien que alguna vez haya dicho que no le gusta escuchar música.
Si bien es cierto, hay personas a quienes le gusta mucho más que a otros, pero a todos, en algún momento de nuestras vidas, nos ha movido una canción. Hasta la persona más seria y amargada tiene una canción favorita, así sea un éxito de pop, la obertura de una ópera, una canción metalera de la que nadie ha escuchado o simplemente, una antigua melodía que escuchó alguna vez en su niñez.
Cuando estudiaba la primaria o secundaria, llevé clases de música. Siempre he sido malísima para eso, así que sigo sin comprender porque cada año insistía en elegirla como materia optativa. No soy capaz de leer una nota en un pentagrama. Siempre las confundo y tengo que contar y repetir una por una en escalerita para saber de qué nota se trata. Simplemente no es lo mío. Aunque lo que sí recuerdo claramente de esas viejas clases de música, es la definición que nos dio el maestro: “Música es el arte de bien combinar los sonidos y los silencios con el tiempo”. Hoy, más de 15 años después aún recuerdo esa definición e incluso hasta la tonadita con la que el maestro nos hacía repetirla una y otra vez.
Pero volvamos al punto de este post. La música es verdaderamente un arte. Para mí, que aunque lo intenté soy totalmente iletrada en ese aspecto, me resulta increíble y maravillosa la capacidad que tienen algunas personas para componer una melodía. El cómo van eligiendo las notas, dándoles el ritmo y armonía adecuados para que todo suene perfecto. Y lo más increíble, todo lo que te hacen sentir. Todo lo que la música provoca en ti. Es simplemente extraordinario.
¿Quieres celebrar? ¿Estás triste? ¿Necesitar meditar? ¿Estás enojado y necesitas ventilarlo? ¿Deseas relajarte? ¿Quieres animar el día y hacerlo más llevadero? Pon música. La que quieras y la que necesites. Ahí está para ti. Para cada uno de tus sentimientos. Incluso para darte las respuestas que no sabías que necesitabas.
Yo tengo mis playlists para leer, para meditar, para bloguear, para limpiar la casa, para manejar, para bañarme, para cantar y hasta para llorar intensamente. Pero los que más disfruto son los que me ponen feliz y los que permiten liberarme y sentir cómo se expanden mis emociones y sentidos.
Definitivamente Nietzche tenía razón cuando dijo que “sin música, la vida sería un error“.
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